sábado, 31 de diciembre de 2011

Día que pasa, año enpuja.


Ha sido un año difícil. Un año con emociones de todo timo, un cóctel caribeño de sentimientos. He perdido a una persona que quería muchísimo, pero he encontrado a el amor de mi vida gracias a ello, he perdido amistades, y he dejado mucha gente detrás de mí, pero también he conocido a los que ahora son unos muy buenos amigos para mi. He seguido la estela que me dejaban mis sueños y he llegado hasta aquí.
Siento que el año que viene va a ser un año mas, sin nada especial, con frío en invierno y calor en verano, con perdidas y sueños rotos. Con ataques de rabia, llantos y esa sensación de que te falta el aire en los pulmones después de una gran carcajada. Sí, será un año mas en el que todo seguirá igual que ahora. ¿Pero sabes una cosa? Se que este 2012 seré mas feliz que nunca, porque te tendré a ti Rudy, y eso es lo que me hace seguir adelante. No, no será fácil, pero nadie ha dicho que lo fuera. Este año que está por llegar lo aprovecharé para ordenar mis ideas, para tomar decisiones y hacerme cada día mas fuerte. Algo está a punto de nacer, esto es el comienzo de algo grande Rudy, y mirándolo todo por el lado positivo, ya falta menos para verano, y volver a revivir esas mañanas en mi casa entre risas y sábanas violeta. Iremos a la playa juntas, y haremos fotos de esas que tanto te gustan, haremos una acampada aquí en mi pueblo y pasaremos esa noche juntas que siempre hemos soñado, en semana santa estaremos juntas, e iremos a barracas cogidas de la mano, y nos besaremos a la luz de la luna.
Este 2012 no será igual que los demás pensándolo bien. Será especial porque lo pasaré contigo, y este solo será el primero de los muchos que están por llegar.
Te quiero tanto... Tengo ganas de que pasen unos cuantos años y pueda celebrar el fin de año contigo, pasar cada segundo de los años que me quedan por vivir contigo hasta que alguna de las dos, ya ancianas muramos, y entonces nos esperaremos en la otra vida para pasar toda la eternidad juntas como siempre hemos soñado.

Feliz año nuevo Rudy.

Yara.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Hoy, quizás si.


Siento que algo dentro de mi crece, y crece y cada vez se hace mayor. Nunca lo había hecho nunca a nadie. No se por que pero lo ice. Encontré ese momento que tanto había estado esperando. Te besé. Pero no fue el hecho de besarte yo a ti lo que me sorprendió, sino el beso en sí. Fue un beso lento, sintiendo cada centímetro de tu boca, cada jadeo del corazón. Yo quise acariciarte el pelo, tu mi cintura, nos besamos, nos unimos hasta formar una sola alma creada por dos personas totalmente opuestas. Somos diferentes Rudy, muy diferentes, y yo he cambiado tanto desde que te conozco... quiero volver a vivir riesgos, locuras que cuando las recuerde se me ericen los pelos de los brazos, que me recorra un escalofrió por la espalda y se me llenen los ojos de lágrimas de alegría.
Somos dos mundos opuestos, tu eres valiente por fuera, alegre, sin preocupaciones, pero por dentro eres una flor por nacer, con temores, miedos y con un corazón enorme. Yo soy alocada, original, frágil y un poco bruja por fuera, pero por dentro soy mas fuerte de lo que nadie podría imaginar, ni siquiera yo se como he podido ser tan fuerte, soy pura revolución con ganas de reivindicar en este mundo.
Como ves, somos contrarias la una de la otra, pero ¿y que? Yo te quiero Rudy, te quiero por encima de todo, te quiero mas que a esa estrella que me señalaste desde el porche de esa casa. “¿Ves? Ésa soy yo” me susurraste al oído señalando la estrella polar en el cielo con el dedo índice mientras me abrazabas por la cintura con la otra mano.
Te besé, y no me arrepiento de haberlo hecho. Tenía ganas de estar contigo y de demostrarte que por mucho que la cagaras... nunca me has perdido del todo.
¿Y sabes lo mejor de todo? Parece que Layla y Yara se han puesto de acuerdo. Ya no pelean en mi interior, ya no se gritan cada vez que hablan de ti. Sonrío a pensar en ti, sonrío al pensar que tu piensas en mi, sonrío al pensar que eres mía y de nadie mas. Sonrío al tenerte de nuevo.
No me importa volvértelo a dártelo todo de nuevo porque... confío en ti. Confío en ti con los ojos cerrados. Solo te pido una cosa... nunca me vuelvas a fallar.
Tu para mí serás... como un girasol, porque allá donde va mi estela me sigues y eso... me hace tan feliz...
Hoy quizás te vuelvo a ver, y entonces... hoy quizás si.


Yara.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Soy como tu espejo, tu caes y yo sangro.


Como en un instante se puede acabar todo. Como en un segundo todo lo que tienes en tus manos se puede ir sin dejar rastro de lo que había anteriormente. Mirar al cielo y encontrar todavía esos motivos para querer seguir adelante, luchar por tus sueños o conseguir alcanzar tus metas.
Un día te levantas y te miras al espejo. Ves un rostro demacrado, que se va derritiendo en lágrimas, una detrás de otra. Ya no encuentras motivos para mirar hacia delante, sientes que te falta algo que antes tenías pero ya no tienes, sabes que nada va a salir bien porque la única cosa que te hacía luchar por el día de mañana se ha esfumado por completo. Te sientes vacía, y quieres que todo este sufrimiento acabe.
Te llenas de valor y abres el botiquín de casa. Miras hacia la puerta, pero de repente te cuerdas de que estas sola en casa. Abres una caja dónde pone “ibuprofeno” y te la escondes en el bolsillo del pantalón. Vuelves a cerrar el botiquín y huyes hacia el lavabo. Abres el grifo sin ni siquiera mirarte una vez mas la cara reflejada delante de ti bañada en lágrimas. ¿Dónde está ella? ¿porqué la cagué tanto? ¿cómo pude dejar que se me escapara tanto de las manos? Ya no quieres ni buscar esas respuestas. Te sientes idiota y cobarde, pero solo te queda huir. Abres la cajita del medicamento y llenas un baso de agua. Cierras el grifo, y sin pensarlo dos veces coges la primera pastilla y te la tragas. Otra pastilla. Otra. Y otra. Otra. No te lo pienses, otra. Sigue adelante, ten los cojones de terminar lo que has empezado. Otra. No llores. Otra. Otra. Deja de llorar de una puta vez. Otra. Otra... cierro los ojos... otra mas...

¿En serio crees que esta es la solución? ¿de verdad quieres dejar esta vida sin pensar en los que podrían ir detrás de ti?
Yo estoy aquí contigo, no estas sola. Crees que me has perdido, pero no. Sigo a tu lado, pero de manera distante. No te puedo perdonar Rudy, pero eso no significa que no te quiera. Siempre voy a estar ahí, y no dejaré que nunca desfallezcas mas. Te quiero, y te quiero de verdad. ¿Es que no pensaste en mi antes de hacerlo? Tu sabes que eres mi vida, que si te hubiera llegado a pasarte algo... no lo hubiera aguantado, hubiera ido hasta los mismos infiernos a buscarte y a pedirte explicaciones. A empujarte entre sollozos, decirte gilipollas, a decirte que te odio por no pensar en mi antes de hacer nada. A besarte hasta desgastarnos los labios para demostrarte que también hay cosas buenas en esta vida. No me has perdido aun que así lo creas. La has cagado mucho, no mucho, muchísimo. Me has mentido, me has decepcionado, me has hecho daño y me has roto por dentro, pero te amo, y  por eso sigo aquí, porque me importas, y por que sin ti no es lo mismo. Puede que hayan mas chicas a parte de ti, sí, no te lo voy a negar, pero... nunca querré a nadie como te quiero a ti, y es por eso que debes seguir adelante, para corregir los errores que has cometido, y para hacer que yo regrese a tu lado y eliminar a otros amores que pueda tener.
Nunca te rindas, nunca, porque si lo haces... yo soy tu espejo y si tu te caes yo sangro. Nunca lo olvides.


Yara y Layla.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Razones.


Todo se vuelve tan raro... todo se vuelve extraño y desconocido para mi. Siento... tengo un sentimiento dentro de mi que nunca había sentido antes. Puede que sea yo la rara, no lo se. No se nada ya. Siento que me aparto de ti, y tu te vas juntando cada vez mas a mi, y yo me desplazo para un lado, y mas, y mas, y me alejo, pero cada vez menos... me alejo de ti. Primero dos metros, luego uno, luego un palmo, luego un centímetro... me alejo, pero para hacerlo lucho contra mi misma, porque mi corazón cada vez que me alejo de ti me grita “por favor, perdónala”. Me alejo, y sigo haciéndolo cada vez que puedo, pero siento que me muero cada vez que me desplazo de tus palabras. Te ignoro, evito tus “te echo de menos”, esquivo tus perdones, y tus intentos de arreglar tus errores. Intento hacerme la loca cuando me preguntan por ti.
A veces me derrumbo, y siento que no debería seguir alejándome de ti, porque no es lo que siento realmente. Quiero abrazarte fuerte y susurrarte: si estamos juntas nada nos va a parar jamás.
Si pudiera decirte que te echo tantísimo de menos...
Muero si no estás conmigo, diciéndome te quiero constantemente.
He dicho mil veces “ojalá pueda perdonarte alguna vez” y supongo que lo haré, solo necesito tiempo para creer que lo que leí solo fue una pesadilla de la que me podré liberar cada vez que te bese. Tocar tus manos, acariciarte una mejilla, mirarte a los ojos y sonreírte, estrecharte fuerte entre mis brazos, cantarte y decirte que todo saldrá bien, que ya no hay excusas para no podernos querer, que ya no hay motivos para alejarme de tu lado ni tu del mío porque nos necesitamos, porque no hay mas razones que querernos.
Quiero, pero no puedo. Todavía no. Solo dame razones para que crea que todo eso ya pasó, que nunca mas volverá a pasar lo que pasó y te juro que volveré a quererte como te quise ayer. Como te quiero ahora pero no puedo demostrártelo. Como te echo de menos ahora, pero no puedo decírtelo.
Esperaré paciente esas razones, y cuando las tenga, te cogeré de la mano y nunca, NUNCA, nunca, voy a dejarte ir.

sábado, 24 de diciembre de 2011

No puedo.


No puedo esperarte. No puedo quererte. No puedo perdonarte. Pero tampoco puedo olvidarte... es duro saber que las cosas terminan, pero es cierto. Y a veces tenemos que sacrificar nuestro corazón para entender que hay cosas que es mejor perder.
No quiero sufrir, y por eso me marché. Y sigo con esa misma idea de quererte pero en la lejanía, porque ya deberías de saber que no voy a volver, ni quiero que tu vuelvas. Simplemente no quiero echarte mas de menos.
Podría decirte todo lo que en realidad siento, que me muero cuando escribo esto, pero es la verdad. Ya no puedo guiarme por el corazón, porque se que éste me guiará a ti. Ahora tengo que intentar mirar hacia delante, y olvidar ese deseo de querer pasar una vida junto a ti. Es normal que quieras escribir, yo también lo hago. Cada día te escribo una carta. Unas cartas que jamás llegarás a leer. Unos sentimientos plasmados en el papel que nunca sabrás que he sentido. No es orgullo, sino que no quiero que sepas de la existencia de ellos en mi interior.
Me duele contestar tus mensajes de la manera mas estándar posible, sin ningún afán de transmitirte nada, sin sentimiento, simplemente contestarte porque si.
No quiero esto. Yo no quiero que vuelvas. No quiero que luches por mi, porque mientras que tu luchas por conseguirme, yo lucho conmigo misma para intentar evitarte. No quiero verte. No quiero que me acaricies, ni que me digas cosas bonitas, no quiero casarme contigo, no quiero mirarte a los ojos, no quiero llorar por ti cada noche, no quiero tenerte entre mis brazos, no quiero pensar todo el tiempo en ti, no quiero pasar ni un segundo a tu lado, no quiero imaginarte, no quiero hacerte el amor, no quiero nada tuyo, no quiero vivir contigo, NO QUIERO QUERERTE.
¿Tanto cuesta entender? Te irá bien sin mi, solo date tiempo para reflexionar, solo deja de torturarte por algo que ya has hecho. “Todo irá bien” me gustaría decirte abrazándote. “Te juro que lo superarás, pero por favor... no vuelvas más”.
Puede que diga cosas que en el fondo no sienta, pero creo que es mejor así. Puede que a “la otra ella” no tenga que mentirle como te miento a ti ahora mismo. Puede que sea lo mejor.
Así que por favor, no vuelvas a por mi, deja de luchar, déjame ir porque yo no tengo pensado volver. Lo siento.


Layla.

"Rosa negra" me dicen ahora.


Tengo frío, y nadie ya me arropa. Tengo sed, y ya nadie me da de beber. Tengo hambre, y ya nadie me llena la nevera. Tengo miedo, y ya nadie me asegura de que en el armario no hay monstruos. Tengo odio en mi interior, y ya nadie consigue alejarme de mis pesadillas. Tengo las manos heladas, y ya nadie me da sus manos para calentármelas. Tengo ganas de llorar, y ya a nadie le importa...
Vacío. Esto es lo que siento. “Corazón de acero” me llamaban... “eres la persona mas fuerte que he visto jamás” me dijo una amiga, “llegarás lejos con la pelirroja” me dijo otra, “que buena estas” me dijo otra chica...
Pongo los ojos en blanco y odio ponerme a pensar que sin ti ya todo me da igual. Me envías un mensaje, y finjo no darme cuenta. Lo abro al cabo de diez minutos, fingiendo que no estoy ansiosa por ver lo que escribes. Lloro. Lloro mucho. Grito. Apuñalo mi almohada con suplicas. “Por favor déjame en paz...”. sigo llorando. Y me contradigo diciéndome a mí misma “la necesito...”.
No, no puedo perdonarte. No puedo pero me encantaría hacerlo. Ojalá tuviera motivos suficientes para perdonarte, pero no consigo encontrarlos. Busco alguien que me sepa aconsejar, pero todos me dicen igual antes de que les pregunte: “¿que tal con la pelirroja?”. “Solo somos amigas” contesto triste. “Pues nadie lo hubiera dicho el jueves!” y sueltan una carcajada que me provoca nauseas.
Nadie está a mi lado. Tina parece entenderme, y Alexia también, y Evelyn... pero solo parece. Nadie sabe que desde que leí esa conversación algo murió en mi. Se apagaron todas las luces de navidad, los abetos decorados con bolas rojas y guirnaldas se marchitaban, se volvían pequeños y negros...
Y ahora nada me hace sentirme bien. Me hundo en mi misma. Hago cosas, me muevo, hago trabajillos de casa, juego con mi hermano pequeño después de tanto tiempo sin hacerle caso... pero incluso eso ya no consigue llenarme.
Desde que ya no esta ella en mi vida... ya nada tiene sentido para mi, simplemente lo hago para no pensar en ella, para no quebrar el silencio con otro llanto. Prefiero esperar a la noche para hacerlo, así no me verá nunca nadie.
Intento siempre estar de acuerdo con Layla, sentirme libre y con ganas de olvidarlo todo y volver a empezar... pero no puedo. Hacía cuatro años que no me decían “mi rosa negra”... siempre me ha gustado que me llamen así. Solo las personas que he querido de verdad me han llamado así porque saben que amo las rosas negras. Rompo a llorar cada vez que me llaman así... como ahora. Lloro. Lloro cada vez que se de ti. Cada vez que leo tus palabras. Lloro y nadie puede hacerme sentir bien. Lloro porque me llamas “rosa negra”, y puede que para alguno sea una tontería pero.... me cago en la puta... significa demasiado para mi que me llamen así.
Ojalá pudiera perdonarte... ojalá tuviera esos motivos para decir, “puede que si que se arrepienta, puede que si que me haya podido querer alguna vez”, pero no los tengo... porque ni tan solo tengo pruebas de ello, ni hechos que lo demuestre, solo palabras...
Hice un juramento, y tu también, y para mi... los juramentos son como regalar media vida a alguien. No son simples promesas, son entregarte a otra persona... por eso ya sabes que... siempre seré tuya.



Yara.

"Corazón de acero" me llamaban.


Un viejo amigo me dijo una vez: nunca es tarde para volver a empezar. Y lo cierto es que tiene tantísima razón... las personas a menudo se arrepienten de hechos que en ese momento creían que valían la pena. Yo fui la primera en decirle a Jhon que no quería quedarme a ver como me destrozaba el corazón con palabras, no le abracé cuando él si lo izo, no supe creer un simple “te quiero” de la boca de Eva, y no supe para las cosas a tiempo con Rudy. A menudo la gente desespera al ver que esto siempre les acompañará el resto de su vida, errores imperdonables, fantasmas del pasado que siempre, repito siempre volverán por algunas fechas marcadas en sangre.
Lo mas triste es cuando esa oportunidad de no cagarla de nuevo llega otra vez, y entonces piensas en esa vez que dejaste que la cobardía te inundara, o el miedo te nublara la vista.
Y cuando llega esa sensación de impotencia al ver que estas apunto de cometer el mismo error que la última vez te das cuanta de que no puedes volverte atrás.
No fui sincera cuando debí, y si, lo reconozco. Soy orgullosa, y cada vez mas rencorosa, no pienso dejar que nunca nadie mas me haga daño, porque a partir de ahora el daño lo voy a hacer yo. Me dan igual los perdones, las lamentaciones, los”lo siento” que solo oírlo me dan ganas de vomitar. Por  favor, todo el mundo sabe que estas muy bien sin mi.
Me da igual todo, mis propios sentimientos siempre me la jugarán una y otra vez, haciéndome confiar en las  personas que mas me han traicionado, me han mentido y aún así siguen con sus vidas si importarles una mierda los demás.
Es justo que hable como si se tratase de una magnitud de gente importante, que esto a todo el mundo le pasa. Supongo que si.
Ahogaré mis putas penas que no le importan a nadie en palabras que nadie se molestará ni en leer. Para qué decir que estoy muerta por dentro si ni tan solo a nadie le pica la curiosidad saber como estoy.
Me llamo Layla, y tengo el corazón de acero. No necesito que nadie me diga por donde debo seguir mi camino. Esa chica de pelo rizado puede que me dé lo que antes me daban otras personas que se desvanecieron de mi vida por completo.
Puede que esta noche sueñe con ella, o puede que no recuerde lo que he soñado. Puede que mañana al despertar tenga tal resaca que me impida a mi misma recordar lo que ha pasado durante esta semana. La clave es olvidar.
Y como dice la canción, olvidare todo que yo para esto tengo experiencia.


Layla.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Mis dos yo, Yara y Layla.


El terror que siento al pensar en lo que se puede haber hecho de mi mañana, el no saber que coño seré cuando sea mayor, el pensar que mi barco va a la deriva por diversas razones. Siento que hay dos personas dentro de mi, puede que una ya esté medio muerta, en el fondo del pozo del olvido. Odio pensar que esa parte de mi ya no quiere luchar mas. Que todo se va a la mierda por momentos. Que el tiempo corre y veo que siempre me veo encallada en el mismo sitio desde hace cuatro años. ¿Y ahora eso que importa? Si todos al final acabamos de la misma manera. Tanto ricos como pobres, viejos como jóvenes, tanto maricas como machotes, todos al final acaban estando siempre en un lugar desconocido.

Muchas veces he pensado que no vale la pena sufrir tanto. Que todo lo que hay en mi se desvanece, toda esa ilusión, ese ímpetu para hacer las cosas con ganas, esas ansias por volver a amar, para agradecer cada inhalación de oxígeno porque sabes que eso te llena de vida.

Pero ahora ya no me queda nada. No me quedan ganas de luchar. No consigo nunca cerrar mis heridas. Me hieren y yo dejo que lo hagan.
Ahogo mis penas en cada calada que hago de mi cigarro, en cada lagrima que me reprimo por miedo a empezar a llorar y no parar. Si. Es eso lo que realmente siento. No lloro, no porque ya no tengo ganas, sino que no lloro por miedo a derrumbarme y no poder levantarme otra vez.

Hay otra persona en mi, y es supongo, la persona que está escribiendo ahora mismo. Es esa persona que aprieta los dientes, que frunce el ceño y cierra los puños ante una tormenta. Es esa persona que siempre pelea con mi “otra yo” para que no desfallezca jamás. Han sido unos meses duros, pero también me han servido para darme cuenta de lo fuerte que puedo llegar a ser, el poder cerrar los ojos empañados en lágrimas y decir: déjame en paz, no quiero saber más de ti, vete.

La última persona que he mencionado se llama Layla.  Es fuerte, lo suficiente como para cargar con el peso de Yara, mi otra mitad, que solo busca la paz entre el dolor y la rabia. Puede que para algunos, mis dos yo sean una chorrada, una gilipollez, o una comida de olla de las mías, pero no. Siempre he tenido un conflicto dentro de mí. Y lo que más me jode es que cada vez Layla tiene menos fuerza, y Yara se apodera de mi. Se que tengo los días contados, y que Layla no va a resistir mucho mas tiempo fingiendo que todo le importa una mierda y que sin ella, todo me va de puta madre. Que la odio, que la detesto, y que no quiero saber mas de ella. Pensándolo bien, en realidad eso no lo finjo, de verdad siento odio hacia ella, pero una cosa no quita la otra. Layla nunca podrá reconocer lo que Yara si reconoce. Que la echa de menos, que su vida es una mierda sin ella, y que sabe que reemplazarla no es la salida, que no hay día que no llore por ella, y que no hay segundo que no piense en ella. Puede que la imagine con odio y dolor, pero la recuerda, y en cada instante.
Tengo miedo... miedo de no sobrevivir a esto... tengo que matar a Yara de una vez por todas, si lo hago, mi rencor desaparecerá, las heridas sanarán y podré hacer todo esto bien. Pero de momento, aguantaré con Layla hasta el final. No quiero rendirme aún, porque siento que esto solo acaba de empezar y lo que parece un final... es solamente el comienzo.



Yara y Layla.

La "otra ella".


Ver como en un instante se puede ir todo a la mierda. Ver que lo que antes era perfecto ahora es una utopía. Ver como la personas cambian y mienten.
Siento tanto odio en mi... un dolor insaciable, una espina que se clava cada vez que pienso en lo que leí en esa puta conversación. Engaños. Miedo. Horror. Espanto. Tragedia. Puta indiferencia ante todo. Miserable cobarde...

Me desperté entre sus sábanas. Me dolía la cabeza de la noche anterior. El concierto, la gente gritando, ese bar...
Sentía el latido de su corazón bombeando tranquilo y apaciguado, lentamente con un tic-tac que me hacía dormir. Su mano en mi espalda, nuestras piernas entrecruzadas, nuestros cuerpos desnudos a horas tempranas de la mañana. El sol entraba como un líquido corrosivo quemando mis córneas, hasta que pude ver bien. Enfoqué la imagen que tenía a mi lado. Era ella. Era la “otra ella”. Su pelo rizado y largo me acunaba y su pecho desnudo me hacía de almohada. Quise decirle buenos días, pero en el fondo era un puto día mas donde todo el mundo seguía con su vida, y yo, intentaba seguirla también.
Me acordé de ti en cada caricia de ella. Cada beso me retorcía la boca del estómago hasta querer hacerme vomitar. Era asqueroso.
Te vi, y se que tu me viste a mi. Se que te dolió verme con la “otra ella”, pero las cosas funcionan así.
Se acabó Rudy. Se acabó. Me alegro de que te recuperes tan pronto de las cosas. Que pienses que año nuevo vida nueva. Me alegro de que me olvides y que quizás me odies. Fui mala para ti. Fui egoísta. Nunca estuve a tu altura. Es lo único que puedes pensar ahora.
Si, tengo que seguir adelante, y eso es lo que hago. La “otra ella” podrá acariciarme, darme besos, hacerme el amor como ayer lo izo, pero... se que esta no es la salida.
Te vi, pasaste por delante dos veces y no te dignaste ni a mirarme la cara, agachaste las orejas como un perro cobarde que huye de lo que le hace daño.
Quiero hacer mas daño. Quiero que la gente vea lo que es sufrir de verdad, y no todas esas mariconadas que se inventan para llamar la atención.
Pasaré pagina si es que no lo he hecho ya.  Odio. Furia. Dolor. Rabia.
Vengarme puede que fuese una solución, ¿pero que mas dará ahora? No te mereces ni la mitad de lágrimas que derramo por ti cada puta vez que veo que me envías un privado. Odio que me digas que nunca nos quisimos. Mientes. Te mientes a ti misma para evadir un poco el dolor que sufres ahora.

Sí, me desperté desnuda entre sus sábanas, pero al abrir los ojos para ver tu cara, me di cuenta de que era el de otra persona. Me causas dolor. Me causas la muerte.
Vacío. Es lo único que siento cuando la beso. Vacío porque no eres tu, por que no huele igual que tu, por que me abraza y oigo su corazón, y no se le acelera...
Pero me da igual. Siempre he substituido a las personas que quiero, y podría hablar contigo, podría, pero no, es tanto el odio que me invade que ahora solo pienso en la “otra ella” y  mentirle con caricias falsas.
Se que de aquí un tiempo, esas caricias se llenen de amor, te olvidaré, ni siquiera me acordaré de tu nombre, total... eres la persona que mas amor me ha dado, pero la que mas me ha jodido.
Me salvaste la vida, y ahora me has hundido mas de lo que estaba antes de conocerte. Has abierto una brecha en mi corazón que nunca voy a perdonar. Nunca.
No te voy a llorar, no te voy a decir ven, por que no quiero que vengas nunca mas, no voy a sentirme mal, esta vez la mala eres tu. Yo te hice daño, pero tu... No puedo creer que me mintieras tan bien...
Jamás te he importado, ya puedes dejar de fingir, se que ahora que no estoy en tu vida sonrríes como si nada poerque en el fondo... siempre te he dado igual.




 Siempre tuya.                            


Yara.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Save you.


-¿Yara, que escribes? Tía deja eso y salgamos por el pueblo venga.
-Espérate Evelyn, tengo que terminarlo.
-¿Terminar el qué?
-Esto.

“Quiero entregarte primero de todo mi CORAZÓN. Si pudiera arrancármelo del pecho, arrancármelo todavía bombeando sangre entre mis manos, líquido rojo negrizco que se cuela entre mis dedos.
Quiero entregarte mi CEREBRO, cofre que guarda los recuerdos hechos de una sustancia desconocida. Un cajón en medio del alma que ha permanecido abierto demasiado tiempo abierto.
También te ofrezco mis PULMONES, símbolo de vida. Tu siempre has sido como el aire que respiro, un humo que se cuela dentro de mi, hasta matarme de asfixia por el dolor, como si mi propia mano se estrangulara hasta hacerme llorar.
Por eso también quiero entregarte mis OJOS. Dos esferas con un agujero negro en cada centro, por los cuales tu imagen penetró hasta calarme en lo mas hondo. Quitármelos y quedarme ciega, y sin lagrimas que derramar.
Por último quiero entregarte cada una de mis VENAS, por donde circuló el alcohol que bebí por imaginarte a mi lado. Me gustaría entregarte mas partes de mi y otras vísceras pero lo demás ya está dañado del todo.

Guárdalo todo en una caja, ponle candado y tíralo en el mar de tus sueños, dónde navega cada noche de dolor y el odio de tu pérdida.”

-Yara... vámonos.
La miré con los ojos en blanco.
-Le dijiste que no volviera.
-Lo se...
Me quiso abrazar pero no quise, esquivé sus brazos. No quería consuelos.
-Habla con ella.
-¿Con quién?
-Con Diana.
-Evelyn... no se quien es Diana.

martes, 6 de diciembre de 2011

4 años.


Querido Jhon,
Hace tiempo que no te escribo, un año exactamente. Ya sabes que cada año que pasa, siempre me acuerdo de ti por estas fechas.
Cada año es mas agradable ver como el tiempo pasa hasta no dejar rastro de lo que fue anteriormente.
Te echo de menos, no lo voy a negar, la experiencia me ha enseñado que negar algo de o que eres bien consciente es una tontería.
Sigo preguntándome porque no luché por ti. Sigo pensando en que fui una gilipollas en dejarte ir, tanto tu como yo sabemos que tu para mi eras mi vida, y te dejé escapar de la manera mas absurda. Pero ya es tarde para lamentarse. Parece mentira que después de 1.460 días que han pasado todavía te recuerde, pero ya sabes lo importante que fuiste para mi.
¿Recuerdas el puerto? ¿A caso has vuelto allí en estos cuatro años? Yo si, y siempre te he recordado. Te recuerdo en muchos momentos de mi vida, para sentirme mas fuerte, o por sentir que tu fuiste un error que no debería cometer nunca más. Puede que tu perdida me haya llegado a cambiar la vida.
Pasé los dos años mas tristes de mi vida, tan tristes y llenos de dolor que no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Dos años de lágrimas insaciadas y de tristeza a flor de piel.
Pero todo eso ha cambiado con el paso del tiempo. Como te dije hace en otra carta, he cambiado mucho, ya no soy la niña que recuerdas, me he hecho fuerte, aun que no invencible, me he reinventado de nuevo, he cogido el toro por los cuernos para no volver a caer, y me ha ido bien.
He conocido a Diana, una persona que me ha hecho subir hasta las nubes y mas allá, que me ha querido y me sigue queriendo tanto o mas que tu lo hiciste jamás. Es... el amor de mi vida. Siento que sin ella no puedo vivir. La quiero a mas que nada en el mundo Jhon, y puede que esto te haga feliz, quiero que seas que ella es la que me puede tratar mejor que ninguna otra persona en el mundo. Sí, es duro, porque tenemos que luchar nuestro día a día, pero la quiero... es lo mejor que me ha podido pasar en la vida.
No por ese motivo voy a reemplazar tu recuerdo jamás, ya sabes que eso es imposible, pero ella ahora es el centro de mi universo, todo lo que tengo es lo que ella me da y lo que yo le doy. La quiero... es la misma sensación que sentí hace 4 años atrás y eso me hace feliz. Ella me llena.
Te echo de menos, y eso lo repetiré cada año que pase, espero que tu también encuentres a alguien que te quiera tanto como Diana a mi.

Feliz 6 de Diciembre.